Poems

Minitopografia De Santa Isabel

PLAZA DE ESPAÑA
 
Cae la tarde cansada 
sobre un ritmo de palmera 
calzado de primavera 
humana en voz desbandada. 
Arriba, la luna ronda 
su plata y, enamorada, 
gira su gracia redonda
-entre el cortejo de arneses 
guiñando luz estrellada- 
por los góticos cipreses 
que alzan una campanada.
 
 
MERCADO
 
Ríos de gozo pleno de lo exacto 
por este estradivario de almas solo: 
trampolín que nos lanza desde el polo 
del artificio al prístino contacto
 
con el trasmundo virgen y compacto 
del África desnuda... Protocolo 
de cestos y mesillas, clotes, dolo,
yuca y fraternidad solemne en acto
de vaciarse y llenarse... entre las risas 
dibujando monedas sin divisas. 
Lluvia de sol anclada a las espaldas. 
 
Hay que asomarse, por la piel del día, 
a esta costumbre abierta en mercancía: 
una vida corriendo entre las faldas.
 
 
PUNTA CRISTINA Y PUNTA FERNANDA
 
Álbum de palomas 
que viene a arrullar 
la hermana pareja 
que duerme en el mar. 
El aire en los árboles 
se pone a jugar 
a ser mimo y peine, 
beso y madrigal. 
Luz. Calma. Silencio.
Olas nada más.
... Y las dos hermanas,
esposas del mar.
 
(Noviembre 1967)
 
 
ELEGÍA EN PIEDRA
 
Os digo mi destino cuando muera, 
una tarde, junto a la fuente virgen, 
a la vera
del último recuerdo...
Aspiro a que digáis:
«Su vida era a la piedra
como el canto a la alondra. Exactamente.
La dejabas al mimo de la ajena
y saltaba la chispa-pedernal- 
de una sonrisa hueca,
marchita desde el centro de sí misma.
Te ofrecía su vida firme en la bandeja
de su amistad, llena de sí hasta los bordes. .
Tenías que decirle: "Esto pesa",
y tus manos cedían, bajo el bulto,
a la atracción de la tierra.»
«Toma mi vida -te decía- bajo la carne de mi sonrisa fácil.» 
Era entonces su vida hoja seca 
en los brazos del viento...
 
Diréis también: «En sus hombros las cabezas 
amigas tropezaban con aristas 
de fiera...»
 
Luego me arrojaréis 
-como una piedra- 
al centro del olvido.
Y yo me quedaré cumpliendo la condena:
me moriré de pie como los árboles.
Dejaré plantado en la tierra
este dolmen opaco que soy.
 
Y quedaré de pie,
                        insensible
                                     solo,
                                           como una piedra.